El negocio de la seguridad y sus certificaciones

Las normas de la UE son directrices voluntarias en las que se establecen parámetros técnicos  que se pueden aplicar a cualquier tipo de producto, por ello debemos prestar atención al porqué, del valor de las cosas pero con el precio justo.

Renacen como  champiñones al igual que en una campiña inglesa, los lideres asesores de seguridad de reconocido prestigio «sin animo de lucro». Asesores que dicen haber escrito libros de manera desinteresada y altruista para informar al desprotegido ciudadano (no les quitaré su mérito), que no esconden sino que otra cosa que potenciar y fomentar normativas de las que han sido los principales promotores haciendo publicidad basada en sus intereses.

Si bien es cierto que es muy importante testar y auditar un producto, al menos para demostrar al comprador que la puerta que se le vende, tiene ciertas características al igual que lo hacen muchas empresas fabricantes en productos de seguridad, pero ello sin pretender desmerecer al resto de fabricantes.

Para poder vender una puerta tienes que haber conseguido la homologación con marcado CE y por ello debe cumplir con las normas que se le exigen y superar los ensayos que validan la calidad y seguridad del producto. Para ello el fabricante deberá aportar en el proceso, una declaración de prestaciones del producto en cuestión donde vienen especificadas, las características técnicas a través de los ensayos armonizados correspondientes. El costo de esta certificación mínima es de entre 850 a 2000 euros + iva.

Hay que tener en cuenta que certificar un producto, sea cual sea su uso, se requiere la intervención de un laboratorio técnico o instituto acreditado, y si además si se precisa de una certificación, necesitará la auditoría de una empresa de RE-conocido prestigio internacional (ésto es otro suma y sigue a nuestro presupuesto de certificación).

«Al negocio hay que echarle billetes».

Hay empresas privadas que se han atrevido a certificar sin estar acreditadas por la ENAC durante un periodo de tiempo, tal y como se detalla en el siguiente enlace muy interesante.

El algunos casos el negocio es tan redondo que ciertos expertises llegan a auspiciar normas que solo existen en nuestro país, aprovechando la psicosis ciudadana que tenemos por la seguridad, pretendiendo restar importancia a la normativa que prevalece en toda europa como por ejemplo la EN 1627 relativa a la efracción frente al robo sobre puertas y ventanas.

Para realizar el ensayo referente a la UNE EN 1627:2011, el fabricante debe usar 2 probetas (puertas) diferentes, una para cada ensayo. Por ejemplo para el primero se realiza el ataque estático según UNE EN 1628:2016 y segundo al ataque manual referente a la UNE EN 1630:2016. Queda a elección del fabricante realizar todos los ensayos sobre una única probeta. Siempre y cuando el fabricante esté muy seguro del producto que fabrica y que éste resistirá ambos ataques en una sola puerta. (como no puede ser de otra manera) Entre las pruebas del laboratorio, los materiales utilizados, los gastos de instalación y emisión del informe técnico, la cuenta sube cerca de otros 4000 euros + iva por modelo y prueba (y ello que pase la puerta a la primera)

Una vez has superado el ensayo de la puerta en cuestión por un laboratorio independiente, tienes la opción de certificar a través de una empresa privada independiente»sin ánimo de lucro», que cada puerta que sale de fábrica y taller se ha fabricado según se realizó en iguales condiciones que el día del ensayo; y llegados a éste punto lanzo una pregunta que podéis argumentar en comentarios. Si la credibilidad de un fabricante depende del propio producto que fabrica, lo lógico es que cada puerta que sale de fábrica, salga con la misma fiabilidad que se testó en el laboratorio y así evitar que un ladrón o delincuente especializado pueda abrirla. Si ésto es así, ¿para qué necesitamos de los centros certificadores? Si un ladrón es capaz de abrir tu puerta en los tiempos lógicos establecidos, tu credibilidad como fabricante quedaría en entredicho. Al presupuesto anterior, hay que sumar a la lista de costes, de entre 3500 y 4500 euros dependiendo del centro certificador o marca que elijas.

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El coste aproximado por  homologar y certificar un modelo es de alrededor 10.000 euros aproximadamente por modelo.

Producir de media una puerta acorazada con altísima calidad, el coste mínimo estaría entorno a los 850 euros + iva con tecnología punta. Si a esto se le añaden cerraduras y cilindros de alta gama, paneles, jambas, anchos de muro y tapajuntas macizos de madera además de herrajes de muy buena calidad, etc, etc, el coste de la puerta va subiendo irremediablemente repercutiendo sobre el producto final que cada usuario paga finalmente.

Es normal que los «perfectises« asesores, auspicien la compra de ciertas puertas de grado 3 desde 3000 euros sin pestañear… pero es cierto que podemos encontrar superpuertas en el mercado por menos de 2000 euros que dan muy buen resultado frente al robo, pero ya saben que, cuantas más especias le echamos al caldo, mejor nos sabe.

A partir de aquí, es muy importante elegir el mejor producto con el mejor diseño y al mejor precio.

 

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